#TBT - ELIZA: uno de los primeros chatbots de la historia (1966)
Algunos nombres están destinados a ser olvidados, por muy simbólicos que sean. Este es el caso de ELIZA, un pequeño programa que fue un verdadero pionero en los años 60: fue uno de los primeros chatbots de la historia. ELIZA era también un psicoterapeuta y una de las pocas máquinas en las que se podía ver una pizca de humanidad.
ELIZA: un chatbot (no muy inteligente)
Su creador, Joseph Weizenbaum, quería "demostrar que la comunicación entre el hombre y la máquina es superficial". Para lograr este objetivo, desarrolló, de 1964 a 1966, un programa que permite chatear con una máquina de modo texto y le dio el nombre de ELIZA. La operación es simple: los usuarios pueden decirle algo o hacerle una pregunta, y la máquina responde de acuerdo con la respuesta y hace otra pregunta.
Por supuesto, en los años 60 era increíble poder comunicarse directamente con un robot. Pero lo peor de todo es que ELIZA estaba lejos de ser realmente inteligente, no había aprendizaje automático ni inteligencia artificial real de ningún tipo (aunque hoy en día el término AI se usa de cualquier manera). El programa trabaja con una especie de asociación de ideas, el sistema reconoce las palabras clave en sus frases y reacciona en consecuencia escribiendo una frase asociada a la palabra clave detectada. En otras palabras, no es una gran tecnología porque ELIZA es estúpida, no entiende nada, y hoy en día ya no engañaría a nadie. Puedes hacerte una idea de esto probando esta versión web.
ELIZA: un médico a su pesar
Por otro lado, es muy bueno fingiendo. Tanto es así que algunas personas les parecía estar hablando con una persona real (esto sucede en los años sesenta, no lo olvidemos). Weizenbaum tuvo una idea muy interesante para lograr este efecto: el programa trabaja sobre la base de guiones y uno de ellos le hace parecer de médico. Más precisamente, es un psicoterapeuta.
¿Cómo puede algo tan estúpido practicar la medicina? Las IAs actuales apenas están empezando a obtener resultados reales, por lo que esta situación parece bastante inverosímil en los años sesenta. Joseph Weizenbaum ha encontrado la respuesta: una rama de la medicina en la que el programa no necesita saber nada (lo que le ahorra tener que hacer un trabajo sobrehumano para enseñarle todo). Esto se llamaba entonces terapia no directiva, ahora conocida como un enfoque centrado en el cliente.
Al esquematizar las cosas, se reduce a la idea de que el propio paciente es capaz de superar sus problemas y que el papel del psicoterapeuta es simplemente ponerlo en el camino. Esto es exactamente lo que hace Eliza con sus preguntas y respuestas, crea una forma de cercanía al paciente (fue en 1966, no lo olvidemos) y da una ilusión de empatía, comprensión y positividad que son esenciales en este tipo de terapia. Todo es cuestión de ilusión.
ELIZA: ¿una inteligencia artificial?
Contra todo pronóstico, ELIZA tuvo tanto éxito en crear una ilusión que el Sr. Weizenbaum explicó que algunos pacientes se sentían "emocionalmente conectados" al programa. Su propia secretaria le pidió que saliera de la habitación para poder hablar con él. Esto plantea muchas preguntas, por un lado la posibilidad de apegarse emocionalmente a una máquina después de las conversaciones, o el papel que una máquina puede jugar en nuestras vidas. Esto es aún más obvio hoy en día, una simple mirada al mercado lo revela rápidamente.
ELIZA no es una inteligencia artificial en sentido estricto, es un programa simple que devuelve mensajes de acuerdo a las palabras clave detectadas. A pesar de su funcionamiento, ELIZA fue capaz de crear una ilusión. Está considerado como uno de los pioneros de esta tecnología. Incluso existe un término, el efecto ELIZA, derivado del programa, que consiste en asociar el comportamiento de una máquina con el de un ser humano.
El programa es el primero en la historia que ha intentado pasar el test de Turing, un sistema desarrollado para ver si una máquina puede comunicarse tan bien como un humano. Si ELIZA ha logrado engañar a algunas personas, no ha logrado pasar el test de Turing, ni ningún programa ha logrado esta hazaña.
ELIZA quería ser una chatbot, se convirtió en psicoterapeuta y en un experimento social. Ya en la década de 1960, tuvimos una primera señal del cambio que la tecnología y su relación con los seres humanos produciría.
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