¿Cómo cambiará la Inteligencia Artificial el arte de la guerra?
Asociamos la inteligencia artificial con la cámara del smartphone o con las listas de reproducción de Spotify, o quizás si eres optimista con su papel en la detección del cáncer. Sin embargo, como muchas tecnologías, la IA es un arma de doble filo y hoy nos centraremos en un lado muy oscuro, su papel en el armamento y la (geo)política.
La tecnología como motor de guerra
Muchas cosas han cambiado a lo largo de la historia, y la forma en que la gente hace la guerra no es una excepción. Puede que Sun Tzu dijera que "el arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar", pero parece que nadie le escuchó. La guerra moderna, a pesar de todos nuestros avances, sigue significando combate y, más concretamente, la muerte y el sufrimiento de muchas personas, ya sean militares o civiles.
Si el número de soldados ha sido durante mucho tiempo el símbolo del poder para cualquier ejército, hoy en día disponer de tecnología avanzada se ha convertido en un factor mucho más importante, que puede garantizar la victoria. Aparte del campo de batalla, las capacidades tecnológicas conocidas (y desconocidas) de una nación también determinan su poder en un contexto geopolítico.
Varios ejércitos, varias concepciones de la situación
Diferentes escuelas de pensamiento se han desarrollado como resultado de las guerras en Europa y los Estados Unidos. Los valores pacifistas que han surgido como resultado han tomado muchas formas. Uno de los más conocidos es probablemente el movimiento hippie en los Estados Unidos. Estos movimientos adoptan una postura muy firme contra el desarrollo y el uso de la tecnología de inteligencia artificial con fines militares.
Así que cuando Google decidió trabajar con el ejército estadounidense, se alzaron muchas voces. La fundación Electronic Frontier, una organización sin ánimo de lucro que defiende las libertades civiles en el mundo digital, es uno de los muchos activistas contra el uso de la inteligencia artificial en armas de cualquier tipo. Además, muchos empleados de Google también se oponen a la cooperación entre los militares y su empresa.
Confíes en Google o no, la tendencia es clara: un número considerable de estadounidenses no quieren ver a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley trabajando para el ejército. Las compañías de tecnología, a las que les gusta tomar posición sobre temas políticos y sociales (por ejemplo, cuando la política de inmigración de Trump tuvo un impacto en su fuerza laboral) generalmente no aprovechan sus habilidades para hacer máquinas de guerra, al menos no directamente.
¿Y qué pasa en Asia? Baidu, el llamado Google chino, es el mayor actor tecnológico en materia de IA, y se ha unido al club privado de Parternship on AI, un consorcio cuyo objetivo es garantizar las mejores y más seguras prácticas de IA. Facebook, Google, Amazon, Sony, Intel, Microsoft y muchos otros grandes nombres ya están participando.
Por supuesto, otros grupos chinos importantes (Huawei, Tencent, Xiaomi...) también están interesados en la IA. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Occidente, trabajan directamente con el gobierno y no están bajo la presión de los grupos pacifistas. Igualmente interesante es el hecho de que las empresas que no se especializan en tecnología también están recibiendo ayuda del gobierno chino para ampliar la investigación de la IA.
Las ambiciones de China en términos de inteligencia artificial se hicieron aún más claras, cuando su Presidente declaró que China "será el mayor centro mundial de innovación en inteligencia artificial". El país está haciendo todo lo posible para lograr este objetivo (y no duda en colocar a miembros del gobierno en el consejo de trabajo, tal vez para mantener los intereses comunes con el gobierno).
Con una población de más de 1.300 millones de personas, las bases de datos de la IA están bien pobladas (y no hay escasez de mano de obra para trabajar en ellas). Tampoco hay que pensar que el mercado se limita a las grandes corporaciones - muchas start-ups están investigando el tema, como es el caso de SenseTime, que también recibe fondos de Alibaba, otro gigante chino. China habría invertido 12.000 millones en inteligencia artificial sólo en 2017, y se espera que esa cifra aumente a 70.000 millones en 2020, según un oficial del Pentágono.
Una guerra de dos niveles
Algunos periódicos (especialmente The New York Times) están investigando el tema, y Wired no duda en comparar la situación actual directamente con la Guerra Fría: la carrera armamentista ya no es nuclear sino que se basa en la inteligencia artificial. La colaboración entre las empresas y el Estado en China tiene una clara ventaja militar y plantea algunas preguntas, entre las que se incluyen las siguientes: ¿deberían los gigantes tecnológicos estadounidenses trabajar con la OTAN para poder mantener la paz?
Elon Musk participó en el debate trepublicando un tweet de The Verge con un único "It begins...". En este tweet, Vladimir Putin dijo que quienquiera que dirija el desarrollo de la IA "será el gobernante del mundo".
It begins... https://t.co/mbjw5hWC5J
- Elon Musk (@elonmusk) 4. September 2017
Todo esto demuestra una vez más la doble cara de la tecnología que desarrollamos con la mejor de las intenciones. El poder detrás de la inteligencia artificial puede, y sin duda alguna lo será, ser abusado para la violencia a medida que las potencias rivales buscan ventajas. Asimismo, los avances en la tecnología que permiten la comunicación y un mejor uso de los recursos pueden ser una manera de mantener la paz.
¿Qué opinas de la utilización de la IA en la guerra? ¿Debería ser restringida o desarrollada para mantenerse a la altura de las amenazas potenciales?
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