Obsolescencia programada en Android - Nuestros terminales tienen fecha de caducidad

Por supuesto, esto no significa que no podamos usar nuestros gadgets que, dependiendo del usuario, podrían llegar a durar bastantes años en activo. Veamos algunas claves importantes a tener en cuenta sobre la obsolescencia programada.

Manteniendo el mercado activo 

Efectivamente, eso es lo que hacen los fabricantes, mantener el mercado activo. 

Todos nosotros compramos dispositivos con una vida útil limitada y lo sabemos. Sabemos que en uno o dos años (depende de lo inquieto que sea el usuario) tendremos que sustituir nuestro smartphone, bien porque la batería ha dejado de rendir, el procesador se comporta como una persona que hace footing por primera vez y le entra flato, o nuestra otrora espléndida pantalla ahora tiene más quemaduras que Drácula en el Caribe.

Sea cual sea el motivo, dejamos de estar a gusto con nuestro dispositivo, lo maltratamos cada vez que se queda paralizado y buscamos un nuevo compañero de viaje. 

Así es como se mantiene el mercado vivo, convirtiendo nuestra vida en una especie de matrimonio acelerado. Primera etapa de idilio, todo son rosas y cariñitos. Después empiezan los roces por los lags, discusiones por reinicios repentinos y divorcio por infidelidad con otro smartphone. 

¿La culpa es sólo de los fabricantes? 

La respuesta corta es no. No sólo los componentes se deterioran por el paso del tiempo, sino que dejan de recibir soporte de software para darle unos meses extra de vida. Si hablamos de los fabricantes, si bien tienen cierta culpa por no ser capaces de dar soporte a la mayoría de sus terminales (capas de personalización extremadamente invasivas, pereza de los responsables, hardware insuficiente...), debemos también mirar a Google. ¿Y por qué a Google? Tenemos que verlo como el padre y a los fabricantes como sus hijos, si Google no da ejemplo y no da tirones de orejas a sus partners, vamos a seguir quedándonos con las ganas de recibir actualizaciones. 

El propio Google sólo da soporte a sus Nexus durante 18 meses, aunque con la llegada de Android M se ha ampliado a 2 años enteros. Es un buen paso, pero mientras Google no se ponga serio con los demás fabricantes, seguirán saliendo decenas de modelos de smartphones que no verán jamás una actualización. 

Racionalización de novedades 

Si se está muy pendiente de cada nuevo componente que un fabricante (sea de smartphones o de otras piezas para éstos) está investigando, más de uno podrá pensar que hay algo que no quieren que sepamos. 

Cuando hay una filtración por las redes, muchos creemos que ya están empezando a trabajar en la siguiente generación, pero si me permitís el privilegio de especular, os diré que eso es lo que quieren que pensemos. La realidad (al menos en mi mundo conspiranoico) es que la mayoría son filtraciones intencionadas. Los fabricantes llevan desde antes de sacar a la venta su último terminal probando a conciencia nuevos componentes para la siguiente generación. 

Es por todos sabido que al poco de salir a la venta un terminal ya existen rumores (casi todos controlados) sobre la siguiente generación. Todo esto se usa para generar hype sobre su siguiente modelo y meternos en la cabeza la necesidad de conseguir ese smartphone. 

No hay que dejar de lado, además, que en ciertas ocasiones, una novedad perfectamente lista para poder ser incorporada al terminal actual, pasa a incorporarse a la siguiente generación. 

Parece ser que el lema en este mundillo es "novedades sí, pero sin pasarse". Por lo tanto podemos ver que, para mantener las ganas de hacerse con lo último, rara vez evolucionan todo lo que podrían y dejan algunas cosas para el año siguiente, esa es la racionalización de novedades. 

No todo evoluciona para bien 

Este año hemos visto ciertas cosas que nos han decepcionado, especialmente el hecho de la reducción de las baterías. Cosas como éstas me hacen creer más firmemente que los fabricantes no quieren vendernos dispositivos que duren mucho tiempo, sino que duren un tiempo determinado y que después se convierta en una tortuga electrónica. 

Siguiendo con el ejemplo de la batería, me resulta difícil comprender la reducción de su capacidad, a sabiendas de que su vida útil es de unos 800 ciclos de carga. La inmensa mayoría de las pantallas sobrepasan las 5 pulgadas, y cada vez más han subido absurdamente su resolución a 2K. 

La lógica me dice que, viendo estos números y los smartphones son cada vez más potentes (por muy de 64 bits que sea el procesador, gastan energía continuamente), la batería debería ser mayor en tanto y cuanto no se introduzcan nuevas tecnologías que incremente su duración.

Muchos pensaréis que para eso está la carga rápida, pero para mí esto es como romperte la rodilla y ponerte una tirita, totalmente absurdo. Cierto es que ayuda a que no nos quedemos plantados cuando esperamos una llamada del jefe para que le llevemos el café, o de la pareja para saber por qué llegamos tarde, pero tener que llevarte cualquier elemento para cargar la batería aparte del smartphone lo veo como un lastre. 

En conclusión 

El mercado de los smartphones es bastante joven (me siento mayor) y fructífero, con lo que los fabricantes aprovechan este tirón sacando productos nuevos que tendrán un soporte limitado (en algunos casos nulo), ganar dinero para seguir investigando y creando nuevos productos que podrían estar en la siguiente generación pero se la saltarán para no meter demasiadas novedades, y seguir creciendo económicamente. La realidad es que, mientras siga siendo rentable, las compañías seguirán usando esta táctica, cada una a su modo. 

¿Qué pensáis vosotros? ¿Estáis de acuerdo conmigo o tenéis teorías diferentes que queráis comentar?