El lado oculto de la inteligencia artificial te dará escalofríos
Sabemos desde hace mucho tiempo que la tecnología tiene sus lados oscuros, y la inteligencia artificial está lejos de ser una excepción a la regla. Si queremos tener en cuenta los aspectos positivos de las nuevas tecnologías (por ejemplo, la detección y el tratamiento de enfermedades), los resultados no son necesariamente tan obvios como nos gustaría creer.
¿Humanismo, transhumanismo, tecno-fanatismo?
Veámoslo desde una perspectiva histórica. El Renacimiento había visto llegar una corriente de pensamiento (que más tarde se convirtió en una doctrina filosófica) llamada humanismo. Basado en una filosofía antigua, este movimiento busca determinar las características de la humanidad a partir de la persona, y preservar precisamente el carácter humano de nuestra naturaleza. La Ilustración del siglo XVIII añadió dos elementos importantes a esta noción de humanismo: la idea de naturaleza y la idea de sociedad.
Mucho más recientemente, en el último siglo, las cosas evoluacionaron aún más con el transhumanismo, que retoma muchos elementos del humanismo pero con un enfoque algo diferente, ya que el objetivo se centra más en la evolución del ser humano. Esta es la consecuencia lógica de los dos últimos siglos, que han estado marcados por los descubrimientos científicos, el crecimiento fenomenal de la industria y el comercio a gran escala. El hombre se adapta a este nuevo mundo confiando en particular en nuevos inventos y en lo que el próximo siglo llamará tecnología.
El mundo actual está claramente impulsado por una ola transhumanista que a menudo quiere que creamos (con el apoyo tácito e interesado, hay que admitirlo, de las empresas y sus anuncios) que la tecnología es una bendición para el ser humano. En pocas palabras: "Si es una nueva tecnología, tiene que ser buena". Pero los abusos no han tardado mucho en aparecer: los gigantes de la tecnología se han aprovechado de su situación (y la de muchos otros) para crear ejércitos de seguidores, dispuestos a defender su logotipo poniendo las manos sobre sus carteras y cantando las alabanzas de su sacrosanta compañía.
La IA: hijo pródigo con ambiciones divinas
El objetivo de la tecnología es crear invenciones y, en particular, herramientas útiles para la adaptación de la humanidad a su nuevo entorno. Y lo último, la inteligencia artificial que, además de su función utilitaria, muestra naturalmente la ambición de un Mesías: esta tecnología tiene como objetivo salvar al mundo. Que sea capaz de hacerlo (lo que probablemente sea el caso) o no es solo un detalle para los fanáticos del progreso mencionados anteriormente, así como para algunos de sus creadores que también lo ven como una fuente de beneficios.
La inteligencia artificial es un método de adaptación. Dejemos de lado por el momento el viejo debate sobre la tecnología que reemplaza a los trabajadores, es un tema espinoso que no es el propósito aquí. Se nos dice alto y claro que la IA es más una colaboración con humanos que un reemplazo, y las aplicaciones médicas se están moviendo en esta dirección, al menos por el momento. Sin embargo, si lo pensamos, ¿qué hace la IA? Está programada para hacer las cosas mejor que nosotros: se hace las preguntas que nosotros postergamos, hace lo que nostros no hacemos, etc.
El pesimista dirá que a la larga renunciaremos, consciente o inconscientemente, a nuestra libertad de pensar y actuar. El optimista dirá que delegar tareas complicadas es bueno, pero que debemos estar atentos a la situación. El loco dirá que debemos dar plenos poderes a la IA para que ya no tengamos que preocuparnos por nada. Es fácil imaginar cómo la naturaleza humana, a menudo tan manipulable, puede verse influenciada por las empresas y ser privada de las libertades que hasta entonces estaban en peligro (y en nombre del progreso).
Tomemos un ejemplo concreto. La máquina que piensa por nosotros, bajo la supuesta influencia benévola de sus creadores, puede a su vez ejercer una influencia permanente sobre nosotros. Ya estamos viendo los primeros resultados con algunos agregadores de contenido que se adaptan a nuestras preferencias para mostrarnos sólo lo que nos interesa, aislándonos así de otras informaciones. A cada uno su propio mundo, en pocas palabras.
Aprendizaje automático: el manitas con el que inconscientemente soñamos
La IA, a punto de convertirse en un verdadero todoterreno, tiene una gran ventaja: el aprendizaje automático. Es el cerebro de la IA, lo que la hace inteligente: aprende y gracias a los datos asimilados se adapta. Una característica muy humana, en definitiva, con la diferencia de que si el hombre sigue creyéndose superior en la práctica, la productividad de la máquina superará a la del ser humano en muchas áreas. Por esta razón, ya hoy, y probablemente mucho más en el futuro, la IA representa una autoridad que es y será seguida sin discusión. El hombre, aunque se autoproclama como la referencia más alta en nuestra escala de valores, se inclina ante la tecnología, y la IA se convierte en una especie de guía del conocimiento, incluso de la razón.
Una criatura híbrida, humana y sobrehumana, la naturaleza de la IA es el principal problema. Realmente no sabemos cómo definirlo, pero queremos que sea la herramienta universal que pueda reemplazar todos los vacíos que tenemos. Algunos observadores llegan incluso a decir que algunas aplicaciones de la IA y, en general, de la tecnología moderna, son una manifestación inconsciente del deseo de evitar el contacto humano. El fenómeno de los chatbots ilustra muy bien este punto: un estudio muestra que los usuarios prefieren hablar con los humanos antes que con los chatbots, pero que la tendencia cambiará. Otro estudio muestra que los millennials prefieren hablar con robots antes que con agentes reales.
¿Hasta dónde puede llegar la "sustitución" del hombre por la máquina? Parte de la respuesta son los resultados de una encuesta realizada por TV Dave: la tendencia muestra que las preguntas más frecuentes que se hacen a Google son aquellas para las que no se tiene respuesta. Estas preguntas no sólo demuestra que nos hemos acostumbrado a buscarlo absolutamente todo en el motor de búsqueda, la naturaleza de las preguntas también indica que se espera que Google supere su papel de enciclopedia moderna, pasando a ser un experto en lo paranormal, psicoterapeuta, detective, y cualquier otro rol que pueda dar respuesta a nuestros interrogantes. Por el momento, no toda la inteligencia artificial de Google es capaz de responder a preguntas como "¿qué pasa después de la muerte" o "cuál es el significado de la vida?" Pero dos cosas son seguras: los usuarios preferirán discutir esto con Google en lugar de con profesionales, y Google hará todo lo que esté en su mano para que su IA pueda responder esas preguntas en un futuro próximo.
La aceptación de la inteligencia artificial es inevitable. Le damos la bienvenida con los brazos abiertos a toda la ayuda que nos pueda brindar, especialmente en la detección y erradicación de enfermedades. ¿Es esa razón suficiente para aceptar los cambios que traerá a nuestra sociedad? Cualquiera que sea la respuesta, lo mejor que podemos hacer es mantener las cosas lo más controladas posible.
¿Cómo crees que la IA cambiará nuestra sociedad? ¡Comentarios bienvenidos!
Me parece que flipan demasiado con la IA. Intenten que google translator traduzca bien un texto complejo y verán lo lejos que estamos de eso. Aún así los algoritmos son muy importantes para automatizar procesos.