De todos los buques insignia de 2016, este es el que compraría

La belleza del Xiaomi Mi5 no está en el interior

Debo decir que, tras pasar una semana con el Xiaomi Mi5, puedo entender que el fabricante chino haya tardado dos años en dar con un diseño digno de sustituir a su legendario Mi4. Es el más ligero de los buques insignia de este año, y la manera en la que el cristal se funde con el marco metálico es asombrosa.

Desgraciadamente, hasta aquí llega mi fascinación por este teléfono.

El Mi5 está lejos de ser un mal smartphone, especialmente si se echa un vistazo a su etiqueta de precio. Su cámara, sin ser tan buena como las de sus competidores, da unos resultados decentes, su trabajo de pantalla es bueno, pero la experiencia de usuario es frustrante. Contrario a lo que muchos benchmarks indican, el teléfono cuenta con retrasos y congelaciones tediosas, y por mucho que me guste ver lo que los fabricantes son capaces de hacer con Android, su software simplemente no es para mí.

Cierto es que cuesta la mitad que las propuestas de HTC o Samsung pero, si tuviera un presupuesto de 400 €, preferiría optar por un OnePlus 2 o incluso un Nexus 5X. Estos dos, pese a no ser teléfonos perfectos, terminan siendo terminales sólidos y equilibrados, especialmente dentro de su rango de precio.

La innovación de LG es admirable, pero poco práctica

Di lo que quieras de LG, pero nadie podrá reprocharle falta de personalidad. Prácticamente cada uno de sus teléfonos de gama alta (e incluso no tan alta) han sido capaces de innovar en un aspecto u otro. Sus diseños, te gusten más o menos, son únicos en el espectro Android, y sus cámaras pocas veces han decepcionado.

Lo que nos lleva a su última gran apuesta, el LG G5, un teléfono sólido en casi cualquier aspecto, y con un planteamiento nunca antes visto en un buque insignia: un teléfono acompañado de módulos intercambiables que mejoran y amplían la experiencia.

El concepto de teléfono modular no debería estar asociado a un coste premium

Sin embargo, por innovador que sea, este planteamiento genera algunas inquietudes. Para empezar, su precio. Este es el teléfono de la línea G más caro que la compañía ha lanzado hasta el momento. 699 € al que hay que sumar el de cada uno sus llamados "Friends", o módulos. Y aquí reside el principal problema que le encuentro: el concepto de teléfono modular no debería estar asociado a un coste premium, sino al de un teléfono personalizable y con alta durabilidad. Además, la fabricación de más módulos dependerá del éxito del teléfono, por lo que su futuro se antoja incierto.

Otros teléfonos modulares están siendo producidos actualmente. Hace años que se comenzó a hablar de Project Ara, el smartphone modular cuya creación está ahora liderada por Google. Otros proyectos más independientes también están de camino, como el finlandés PuzzlePhone, o BLOCKS, el primer smartwatch modular financiado a través de Kickstarter. Al contrario que el G5, ninguna de estas ideas parece que vaya a estar dirigida a un usuario premium.

Samsung ha hecho un trabajo extraordinario, pero tengo otra idea

Soy el primero en afirmar que, visto de manera objetiva, el Samsung Galaxy S7 y su variante Edge conforman los mejores teléfonos del momento. Excelente rendimiento, increíble cámara, insuperable pantalla... no hay ni un solo aspecto susceptible de reproches en ninguno de estos dos teléfonos.

Touchwiz sigue siendo objeto de críticas y el diseño del S7 ha sido criticado por continuista pero, a mi parecer, el software de Samsung, estéticas aparte, cumple su función sin problemas, y tachar de "continuista" el lenguaje de diseño de una compañía casi me parece algo positivo. Elegir una línea estética y ceñirse a ella año tras año evita que los terminales adquieran un aspecto anticuado pasado un tiempo después de su lanzamiento.

¿Por qué entonces no me decantaría por el Galaxy S7? Por la razón más subjetiva de todas: a pesar de su inmejorable tabla de especificaciones y su excelente diseño, me cuesta encontrar un aspecto que me llame suficientemente la atención como para gastar 700 € en este teléfono.

El HTC 10 me ha hecho recuperar el interés en la compañía, pero no lo suficiente

Como muchos usuarios, HTC fue el principal responsable de que comenzara a interesarme el ecosistema Android. Propietario de dos de sus teléfonos y fiel seguidor de la compañía durante los primeros pasos de Android, comencé, como tantos otros, a perder el entusiasmo por el fabricante taiwanés al mismo tiempo que la empresa comenzó a perder el rumbo.

Pero algo ha ocurrido estos días que me ha devuelto la esperanza: la llegada del HTC 10, un teléfono sólido en todos sus aspectos y con un diseño tan bueno como la compañía ha acostumbrado siempre a hacer. Un software inteligentemente diseñado y una de las mejores cámaras del momento convierten a este teléfono en la que podría ser mi principal opción a la hora de decantarme por un teléfono.

Sin embargo, este entusiasmo comienza a evaporarse cuando recuerdo que su precio es de 749 €. No me malinterpretes, entiendo que el precio está justificado si se echa un vistazo a sus especificaciones y utilidades, pero no creo estar preparado para gastarme ese dinero en terminal de HTC. Sobre todo teniendo otro teléfono en mente.

El único buque insignia que compraría es el Huawei P9

Cuando todo lo que se sabía sobre los actuales buques insignia era poco más que rumores y especulaciones, no habría imaginado que el teléfono que más me iba a convencer iba a ser el de Huawei, pero así es, este es el smartphone por el que me decantaría y, a mi parecer, el más interesante de todos ellos.

Las fotos del Huawei P9 no hacen justicia a su excelente diseño

El Huawei P9 comienza entrando por la vista. Las fotos del teléfono no hacen justicia a su excelente diseño. El fabricante chino parece haber elegido los elementos más atractivos de sus últimos teléfonos de gama alta (especialmente del Mate S) y haberlos integrado en este atractivo terminal.

Su doble cámara se ha convertido en el sello particular del teléfono, y su funcionamiento es muy bueno. Puede que EMUI sea una capa de personalización pesada, pero simplemente funciona, y las diferentes utilidades, así como el tradicional lector de huellas multiusos que Huawei acostumbra a instalar, son suficientes para hacer de este un teléfono atractivo. A esto se le suma su precio: 599 € que lo colocan por debajo del resto de terminales de la lista, a excepción del Mi5.

Utilizar el P9 me ha hecho entender por qué Huawei se ha colocado en el podio de los fabricantes más exitosos del momento. He utilizado muchos pero nunca he comprado ningún terminal de Huawei. Puede que esto cambie muy pronto.