Un smartphone que arrasaría en las Vegas

Un empleado de Google. Elie Bursztein, que trabaja en el departamento de seguridad de la empresa americana, supo que existían smartphones que permitían hacer trampas en las cartas y, por curiosidad, tanto personal como profesional, decidió hacerse con uno para comprender su funcionamiento. El mensaje original sobre aquel smartphone había desaparecido por lo que tuvo que buscar otra fuente que probara su existencia. Terminó encontrando un fabricante en China y pagó la exorbitante suma de 1500 dólares. Para dar tanto dinero a un desconocido a cambio de un teléfono para timar hay que ser una persona, cuando menos, confiada…

Una vez con el aparato en las manos, comenzó su investigación. Se trataba de un Galaxy S3 (o un sosias) que había sido manipulado por el estafador. 1 GB de RAM, 8 GB de memoria interna, tampoco era nada del otro mundo el artefacto. Era necesario un código de activación para utilizarlo y el modo de depuración por USB (ADB) estaba desactivado, pequeña optimización para evitar problemas si el teléfono caía en otras manos. Para un usuario ordinario se trataría simplemente de un teléfono como otro cualquiera.

Con el smartphone venía una baraja de cartas con su precinto, para garantizar su autenticidad. Ah, listillos, pensaréis. Y tenéis razón. Ahí es donde el timo comienza: las cartas están marcadas en el canto, sí, habéis leído bien, en el canto. Las distintas marcas hacen que cada carta sea única. La verdadera cuestión es, entonces, la siguiente: ¿Cómo leer las marcas? Ahora es cuando el smartphone entra en escena.

La carcasa del aparato está hecha de plástico pero en los lados está mejorada para dejar pasar los infrarrojos. Para vuestra información, es la tecnología que usan algunos mandos a distancia, difícil de detectar a simple vista. 3 LEDs emiten entonces una luz que se proyecta sobre el mazo de cartas, más exactamente sobre los cantos marcados de las cartas. La cámara se encarga entonces de obtener la imagen en blanco y negro del canto y transmite la información al sistema de software.

El software del aparato está modificado para poder tratar información de ese tipo. Una aplicación integrada en el smartphone analiza los datos y muestra la naturaleza de las cartas en función de un código compuesto por cifras y letras. Sólo tenemos que mirar la pantalla de nuestro smartphone y, ¡alehop!, nosotros, ruines tramposos, sabremos cuáles son las dos siguientes cartas que saldrán del mazo.

Una aplicación integrada en el smartphone analiza los datos

Aunque condene hacer trampas en el juego, estoy admirado ante la creatividad de la que hizo gala el estafador para manipular así el aparato. Desde una perspectiva pragmática me quedo bastante perplejo. Por una parte, no siempre puede uno imponer su baraja de cartas en una partida más que a nivel amateur. Por otra parte ¿quién juega al póker con el teléfono sobre la mesa con la pantalla encendida? Ya sería delicado hacerlo en familia o con los amigos, como para hacerlo en una competición oficial.

¿Qué pensáis de este aparato? ¿Darías esa suma de dinero para poder ganar a las cartas?