¿Sobran las versiones Mini de los buques insignia?

La obsesión por hacer creer que un mini es como su hermano mayor

Es evidente que un buque insignia bien construido, bien optimizado y bien vendido va a tener éxito en el mercado. La euforia creada por haber tenido buenos resultados gracias a su buen trabajo les lleva a querer más y más, buscando cómo extender su conocidísimo nombre un poco más.

Alguien con más avaricia que ideas, al ver el precio de sus buques insignia (que sobrepasan con creces los 600€ en el momento de salir), pensó que podrían hacer una versión más económica haciendo un par de recortes aquí y allá. Tras colocar un procesador más económico, una pantalla más pequeña y menos resolución, una batería más pequeña, quitar elementos de hardware no básicos, colocar un sensor inferior y eliminar ciertas funcionalidades el resultado es... un gama media cualquiera con el nombre de su hermano mayor y completamente distinto.

Vamos a hacer un poco de historia para que acabe de entenderse bien. Tras la salida del exitoso Samsung Galaxy S3, poco después apareció un tal Samsung Galaxy S3 mini, el cual era, evidentemente, más pequeño, pero ese no era el único recorte. Se recortó, además, en ciertas funciones de software que eran por entonces novedosas, se colocaron peores cámaras y, en definitiva, se recortó en casi todo para convertirlo en un gama media, pero demasiado caro sólo por llevar el apellido S3.

Samsung fue el primero, pero no el único

Samsung demostró ser testarudo al continuar sacando una versión mini al año siguiente, el Samsung Galaxy S4 mini, con tantos recortes que lo único que le unía al Galaxy S4 era un ligero parecido físico y el nombre. Se ve que esa mala costumbre era contagiosa, porque tras la aparición del que tenía que ser el salvador de HTC, el HTC One, apareció una versión mini también. En esta ocasión no hubo tanto recorte, pero salió a un precio desorbitado para un gama media de la época.

No contentos con saturar el mercado de esta manera, apareció LG, que tuvo la osadía de sacar una versión mini del novedoso LG G2, que en esta ocasión guardaba gran parecido y algunas de las novedades más importantes, como el knock on o la botonera trasera, se mantenían, pero nuevamente salía a un precio demasiado alto para un gama media de la época.

Saturando el mercado de la gama media

La salida de tantas y tantas versiones mini dio la sensación al público que seguía las salidas de terminales de que se estaba saturando el mercado de una forma muy absurda, y tenían (y siguen teniendo) razón. El mercado de gama media es el más extenso de todos y el que da mayor beneficio a los fabricantes normalmente, y la codicia de las compañías hace que saquen una cantidad de terminales de esta gama a patadas.

Los futuros compradores se encuentran con decenas de modelos de smartphones cuyas especificaciones  son tan similares que resulta absurdo que saquen dos terminales de la misma marca con un hardware casi calcado con 3 o 4 meses de diferencia. El resultado de esto es que al final su gama media más reciente hace competencia a sus propios gamas medias que salieron hace poco, es decir, que son ellos mismos los que dificultan sus propias ventas. Al final son ellos mismos los que consiguen que sus productos no resulten rentables.

¿Tienen las versiones mini alguna ventaja?

Por supuesto que sí: que se dejan de vender. HTC, sin ir más lejos, ha cerrado la división de smartphones mini tras dos generaciones (para mí ya sobraba con una), y esperemos que jamás regrese y se dediquen a hacer gamas medias decentes a precios competitivos. Más allá de eso, son gamas medias que salen a un precio muy alto y no tienen ni la cuarta parte de soporte que los buques insignia, por lo tanto el fin de las ventas de ésta clase de terminales es como el de una película larga y aburrida: necesario. Una versión mini resulta, a mi modo de ver, perjudicial para la imagen de la compañía, porque tenemos a gente que desconoce que un mini no es un gama alta en pequeño, por lo que cuando le da caña y el terminal funciona mal al cabo del tiempo, piensan que la gama alta de Android apesta.

Los mini no tienen razón de ser, ninguna. Conservan el nombre del buque insignia, tiene un diseño que recuerda a él, pero tiene tantos recortes que si me pongo a nombrarlos uno a uno, no llego al final porque me echo a llorar como un niño al que se le ha caído su helado. Y encima son caros. No hay más que comparar al Motorola Moto G 2013 con el Samsung Galaxy S4 mini, especificaciones no demasiado lejanas (incluso el Moto G resulta superior en algunas de ellas), al ver sus precios de salida me eché a reir: 200€ del Moto G frente a los 450€ del S4 mini. Si los tuviera en la mano ahora mismo, al Moto G lo abrazaría, lo acunaría y le cantaría alguna nana para que entre en deep sleep en paz, mientras que al S4 mini lo cogería con dos dedos de una mano manteniéndolo lo más lejos posible de mí y con la otra me taparía la nariz, igualito que si estuviera cogiendo un pañal sucio.

Pero aquí no acaba esto. Hace poco se presentó un terminal llamado LG G4c, que analizamos, y resultó ser una mala copia del LG G4. Entre ambos hermanos se parecían poco (excepto por el nombre y la botonera trasera) por la bestial cantidad de recortes que ha sufrido. No le ha quedado ni el láser de autoenfoque, ni el sensor de espectro, ni el sensor infrarrojos, ni unas especificaciones decentes para la gama media. Ha quedado un terminal que yo englobaría dentro de la gama baja, ni más ni menos. El LG G4c es como quedaría el LG G4 si éste último hiciera un striptease.

Parece que Sony se libra de la quema

Si Sony se ha librado de ser mencionado hasta ahora es porque no sacan versiones mini, sino compactas, y ésta diferencia es lo que ha salvado a la compañía japonesa de las críticas a este respecto. Cuando Sony quiere estirar el éxito de un buque insgnia, lo que hace es fabricar un dispositivo más pequeño y hacer unos pocos recortes que podemos calificar de razonables.

Vamos a ver el ejemplo del Sony Xperia Z3 Compact y los recortes que ha tenido respecto al Xperia Z3: Le han recortado el tamaño de pantalla (lógico si quieres hacer una versión compacta) de las 5,2 pulgadas a las 4,6; le han recortado la resolución de FullHD a HD (poner una resolución FullHD a una pantalla de 4,6 pulgadas es un desperdicio); le han recortado la memoria RAM (de 3 a 2 GB), seguramente debido a que el usuario no se dedicará a jugar con juegos exigentes en una pantalla tan pequeña; y el tamaño de la batería (de 3100 mAh a 2600 mAh), que es la que vería más criticable, pero también con cierta lógica. Conserva el procesador, la conectividad (toda), los altavoces frontales, las tecnologías de mejora tanto de pantalla como de sonido, los sensores de cámara, el diseño (incluído el botón dedicado a la cámara) y la resistencia al agua de su hermano mayor. Un gama alta para gente que quiere algo más pequeño, a un precio ligeramente inferior, eso es el Sony Xperia Z3 Compact.

El desmarque de Sony a la hora de extender el nombre de sus buques insignia es un claro ejemplo de lo que deberían hacer tanto Samsung como LG, igual que cualquiera que desee hacer una versión pequeña de su tope de gama. Tanta gama media pisando las ventas de sus propios terminales pueden acabar pasando factura, por lo que creo que va siendo hora de mirar hacia Japón para emular el trabajo de Sony en este aspecto.

En este artículo os he explicado un poco las ideas que me estaban rondando por la cabeza al respecto de las versiones mini, en el que espero haber sido lo bastante claro con mi opinión: las versiones mini me dan ganas de llorar a moco tendido.

Pero el artículo jamás quedará completo sin vuestras opiniones al respecto. ¿Creéis que las versiones mini son un estorbo en el mercado o que tienen una razón de ser?