I have no mouth, la aventura gráfica que pondrá a prueba tu inteligencia... y tu estómago

I have no mouth, and I must scream nació en 1995, era de oro de aventuras gráficas tipo point and click, aunque con poco que ver con sus compañeros de género. Lo que este juego esconde es una historia claustrofóbica y no apta para estómagos delicados.

Una historia de agonía ambientada en un mundo postapocalíptico

El argumento nos presenta a AM, una inteligencia artificial que ha acabado con todo rastro de vida en la Tierra, excepto por cinco pobres almas a las que ha torturado durante 109 años. Cada uno de los personajes ha sido víctima de las atrocidades del ordenador de manera distinta, y cada uno obtiene en la historia su oportunidad de terminar con esta tortura de una manera u otra (matando al ordenador, escapando o incluso suicidándose). Para poder alcanzar su objetivo necesitan pasar por una serie de pruebas, estructuradas en forma de puzzles y diseñadas a la altura de los miedos y traumas de cada uno.

A pesar de lo repugnante que su historia y sus gráficos puedan resultar, el argumento del juego y su desarrollo es brillante. La razón de esto es que este juego está basado en un relato de Harlan Ellison, reconodico escritor de terror y ciencia ficción, que además colaboró en la redacción del guión del juego, lo que hace que sea bastante fiel a la historia original.

Cada uno de los cinco personajes a escoger cuenta con su propia historia y sus propios niveles. Cada uno tiene una manera distinta de escapar, con pruebas completamente diferentes, por lo que una vez terminada una historia es posible comenzar otra.

El factor nostalgia está presente

A pesar de su original ambientación, el modo de juego de I have no mouth recuerda a cualquiera de sus contemporáneas aventuras gráficas. Las acciones y objetos aparecen en la barra inferior mientras que los escenarios se presentan en los dos tercios restantes de la pantalla.

En su día, uno de los mayores reproches que se hizo del juego fue el gran número de bugs con el que contaba. En la versión de Android no queda rastro de esto, aunque la alta dificultad puede hacer que más de uno piense lo contrario. Esto no es excepcional entre las aventuras gráficas, en particular las que vieron la luz durante las últimas dos décadas del pasado siglo, pero desgraciadamente, esta técnica se ha perdido con los juegos de última generación.

Independientemente, la originalidad y el ingenio utilizados para diseñar el juego son suficientes como para que cualquier jugador pueda disfrutar de I have no mouth aunque, como es común en estos títulos, el factor nostalgia suele ayudar a que unos lo disfruten más que otros.

¿Se podría crear hoy un juego así?

Con un reboot de este tipo es fácil preguntarse si hoy sería posible lanzar por primera vez un juego de este tipo. Obviamente hay lanzamientos con puntos en común, pero son en su mayoría juegos indie y rara vez ponen sobre la mesa temas tan delicados como los de I have no mouth, como son el genocidio, la violación o el suicidio.

Caben pocas dudas de que la industria del videojuego está viviendo un momento en el que muchos de los patrones están cambiando, y en el que están apareciendo títulos que no pretenden ser simplemente lúdicos. Desde cambios en las temáticas, como el caso de That Dragon, Cancer, que habla de la superación de la muerte de un hijo; hasta Her Story, que ha revolucionado la narrativa del videojuego como pocos juegos lo han hecho este año.

Por eso, el relanzamiento de I have no mouth, and I must scream llega en un momento en el que puede que los usuarios estén más receptivos que nunca, no solo porque Android cada vez es una mejor plataforma para jugadores, sino porque el público está demandando lenguajes y medios menos comunes, requisitos que esta aventura gráfica cumple sin problemas.