Cuando nadie tenía WhatsApp - 5 aspectos en los que nos ha cambiado la vida

Ya nadie se acuerda de como era nuestra vida antes de la llegada de WhastApp, antes de esa mensajería instantánea que no para de vibrar en tu bolso o en bolsillo de tu pantalón. La archiconocida aplicación de mensajería irrumpía en nuestras vidas en 2009. Por aquel entonces ya le veíamos las orejas a la crisis, Obama subía al trono y Michael Jackson nos dejaba para ir al país de nunca jamás de verdad. 

WhatsApp llego en un momento en el que los defensores del teléfono de toda la vida se batían en duelo en las terrazas de los bares contra los que ya poseían uno de los primeros smartphones con el típico argumento de: "un teléfono es para llamar, no para mirar internet". Sí, puede que tu también dijeras esto alguna vez, pero ya nadie se acuerda. Bueno, al final todos caímos y por supuesto ahora también tenemos WhatsApp. El resultado ha sido que muchos aspectos de nuestra vida han cambiado por la dichosa aplicación.

1.- Rienda suelta a los caracteres

Hasta la aparición de WhatsApp la mensajería se limitaba al correo electrónico y a los tradicionales mensajes de texto con sus escuetos 140 caracteres con los que tenías que hacer malabares para poder expresar algo más complejo que un "OK". Con el correo no había problema, pero ¿cuántos de vosotros habéis quedado para ir al cine por email? 

Con los SMS la cosa era más complicada. O tenías un don capaz de alternar palabras en mayúscula y minúscula junto con abreviaciones y símbolos o saltabas irremediablemente a los dos mensajes. De todas formas no todo el mundo era capaz de entender esos mensajes ultracocentrados que más de uno parecía escrito en élfico.

Con WhatsApp este problemilla de los caracteres se esfumó junto con la impresión de estar pagando cada vez que envías algo, aunque no has dejado de pagar en ningún momento. Ahora puedes mantener conversaciones infinitas con tu madre sobre para qué necesita ella un emoticono de un muñeco de nieve si en la costa nunca llueve sin preocuparte por los caracteres.

2.- Difusión de tus alegrías por doquier

Antes de la llegada incluso de las redes sociales tardábamos semanas en repartir fotos a todos nuestros contactos de las cosas que comíamos, los lugares que visitábamos y el tiempo tan asqueroso que hacía justo cuando ibas a empezar a correr otra vez. Con WhatsApp solo tienes que mandar la fotito a tu grupo de amigos y empiezas a dar envidia en un instante. 

Con los grupos de WhatsApp también se ha cambiado la forma en la que quedabas con tus amigos y conocidos. Antes de la mensajería instantánea para poder quedar con tu grupo de amigos te fundías el saldo en llamar a unos y a otros hasta confirmar que todos se habían enterado. Los más organizados montaban una cadena telefónica para ahorrar gastos, hasta que a alguien se olvidaba llamar al siguiente y al final solo aparecían la mitad. 

Ahora solo tienes que tirar una noticia dentro de un grupo y en seguida se desata un aluvión de opiniones hasta que el verdadero motivo queda enterrado bajo 100 comentarios y al final solo lo lee la mitad de grupo. Parece lo mismo que antes pero en WhatsApp puedes saber quién a leído tu mensaje en un grupo para cerciorarte de que todos se han enterado, antes no había manera de saberlo.

3.- Confirmación de lectura

Con los mensajes de texto tradicionales no había ninguna manera de confirmar que lo leían, es más, nunca sabías si llegaban. De hecho, estoy más que seguro de que tu mismo utilizaste un excusa como esta para no acudir a una cita a la que no querías ir: "¡Ah! ¿Sí? No me llegó ningún mensaje...Qué raro". Pues se acabó. Ahora todos saben si has leído lo que te mandan.

Esta confirmación puede ser una arma de doble filo ya que cada vez estamos menos acostumbrados a esperar. Algunas veces leemos el mensaje pero no tenemos tiempo de contestar, o necesitamos un tiempo para pensarlo o simplemente no te apetece escribir, pero el doble check azul ya ha llegado al otro lado y la otra persona empieza a impacientarse.

4.- Aceleración de los malentendidos

En las conversaciones personales no todo son las palabras que salen de nuestra boca. En la comunicación cara a cara el tono de nuestra voz y el lenguaje corporal forman una parte fundamental en la comprensión de nuestra intención por parte de la otra persona. Y es precisamente esa parte la que se pierde con los mensajes. Aunque escribas con un gesto en la cara la otra persona nunca entenderá del todo lo que querías decir y puede llegar a malinterpretarte.

La mensajería instantánea es muy poderosa, es capaz de hacer que la comunicación corra como la pólvora. Pero esta velocidad es tanto para bien como para mal. Si hay algún malentendido puede suponer meses sin volver a hablar con la otra persona e incluso rupturas sentimentales y todo por no poder esperar para hablarlo en persona.

5.- Vuelta al messenger

Antes de WhatsApp lo que mandaba era el Messenger. Todos teníamos un correo de hotmail para disfrutar de su cliente de mensajería. Pero tenía un problema, era como el fijo de casa. Solo podías contestar si estabas delante de ordenador, una vez que te levantabas de la silla desconectabas.

Supongo que WhatsApp fue quién mató al messenger. De repente todos teníamos la misma mensajería en la palma de nuestra mano. Se acabó depender del ordenador y ahora podías estar siempre conectado (si es que tenías tarifa de datos). Es una gozada, ahora puedes mandar mensajes en cualquier situación: en el baño, cruzando la calle, en la cita que tanto esperabas o en la cena del décimo aniversario de tu boda, ya no te pierdes ni una.

La parte graciosa de todo esto fue cuando apareció WhatsApp Web. En ese maravilloso momento todos celebramos con entusiasmo poder usar nuestro WhatsApp en el ordenador, como si fuese algo totalmente innovador, pero la verdad es que era lo que hacíamos antes de la llegada de WhastApp.

¿Hay alguién todavía que no sepa lo que es WhatsApp? ¿Tenéis morriña de como era la vida antes de su llegada?