Adiós tablet, nuestros caminos se separan

Y en realidad, se veía venir: ya hace unos meses me quejé de la falta de alternativas en las tablets de gama alta. Mi tablet Android está a punto de retirarse. La causa radica en el otoño/invierno de 2016: en algún momento antes de Navidad, tuve que dejar la tablet en la estantería temporalmente para ponerla fuera de peligro, puesto que mi hijo echa mano a todo lo que esté en la mesa. Desde entonces, no la he vuelto a mover del sitio que ocupa en la estantería. Hace unos días tomé la decisión: voy a guardarla en el armario indefinidamente. Es decir, voy a hacer una copia de los datos que tenga, luego restauraré la tablet y la moveré de forma permanente al armario o se la daré a algún familiar. Esto último sería lo ideal, puesto que todavía funciona.

¿Por qué deshacerme de ella? Para mí es una decisión que está clara. Tenerla por ahí sin usarla para nada tampoco es la opción mejor para mi tablet. Además, me ahorro la molestia de tener que actualizar el Firmware y las aplicaciones, o recargarla si la necesito. Puesto que la tablet todavía funciona con CyanogenMod, todavía están disponibles las actualizaciones, aunque primero debería migrar de una vez CyanogenMod a Lineage OS.

Ya no le encuentro ninguna utilidad a la tablet en el uso cotidiano: ¿navegar por internet? Con el smartphone es más rápido, y con el portátil se ve navega más cómodamente. ¿Trabajar, como en mi caso, escribiendo sobre todo textos? Sin el portátil estoy perdido, porque los teclados de las tablets no son lo mío. ¿Ver películas o series? Prefiero el televisor. Y podría seguir enumerando razones.

La única utilidad que últimamente todavía le encontraba era jugar. Pero la mayoría de juegos están realmente optimizados para los smartphones. Tengo unos pocos juegos en la tablet, pero solo Broken Sword ha sido mi fiel compañero. Durante más de dos años me he estrujado la cabeza con esta aventura de los años 90.

La verdad es que este juego era hasta ahora la única razón para conservar la tablet. ¡Demasiado poco! Al principio de tenerla, la tablet me funcionaba realmente bien, aunque siempre tuvo dos problemas: nunca la actualizaron a la siguiente versión de Android. Como si el lema fuera "KitKat se queda en KitKat". El segundo problema era que, incluso CyanogenMod con Marshmallow, hacían que el lanzador fuera a tirones. Es cierto que no es nada grave, pero lo suficiente como para fastidiarme.

Nostalgia con mi tablet: ahora estoy sin ella

Un vistazo a nuestra lista de las mejores tablets Android hace que todavía mire hacia atrás con nostalgia: pero en la actualidad no le encuentro ninguna utilidad a un dispositivo tan caro. El Yoga Book podría ser interesante, pero para mis «ambiciones gamer» su procesador Intel, bajo mi punto de vista, no es el ideal. ¿Pixel C? Me atrae, pero al igual que el Galaxy Tab S3 me parece demasiado cara.

Aunque me alivia retirar mi TabPro 8.4, también me da un poco de pena. Por primera vez en años ya no voy a tener una tablet. Volveré a considerar tener una tablet cuando el hardware de gama alta venga acompañado de un precio razonable, o cuando un dispositivo me ofrezca un verdadero valor añadido a la combinación portátil y smartphone.

¿Y vosotros? ¿Utilizáis a día de hoy una tablet? ¡Hacédnoslo saber con vuestros comentarios!