Tu smartphone se carga en 2 horas. Pronto lo podría hacer en 1 minuto

Prácticamente cualquier teléfono de gama alta que se lanza actualmente viene equipado con algún tipo de tecnología de carga rápida. Las más conocidas son Quick Charge, de Qualcomm; y Pump Express, de MediaTek. A esto se le suma la posibilidad de carga inalámbrica (a pesar de que no acelera el proceso) o la de batería extraíble (que actualmente se encuentra en peligro de extinción).

Independientemente de que un teléfono cuente con tecnología de carga rápida o no, en el tiempo de carga afectan varios factores, como la cantidad de procesos que estén abiertos, el uso que se le dé al terminal durante la carga, etc. Es por eso que, a fin de cuentas, con o sin tecnología de carga rápida, la mayoría de teléfonos terminan tardando una media de dos horas en llegar a la máxima energía.

Como se ve en el gráfico, más de un cuarto de los smartphones tardan dos horas en cargarse, un 19% dice tardar 80 minutos, y a un 15% le cuesta 100 minutos. Sea como sea, la gran mayoría de usuarios tardan entre hora y media y dos horas y media.

La revolución podría estar en la carga y no en la capacidad

Tras casi una década conviviendo con los smartphones, prácticamente cualquier aspecto de estos dispositivos ha mejorado: la resolución de las pantallas ha llegado a los 4K, el rendimiento ha superado al de algunos ordenadores, las cámaras proporcionan resultados prácticamente profesionales... en definitiva, todos los elementos han mejorado. Todos, excepto la batería.

En realidad, no es que las baterías sigan igual que hace cinco años. De hecho, la tecnología relacionada con ellas ha mejorado considerablemente. El problema es que las innovaciones relacionadas con el resto de especificaciones casi siempre tienen un efecto negativo en la batería, por lo que es difícil que la autonomía vaya a seguir el mismo ritmo que el resto de características de los teléfonos.

La revolución de la autonomía comenzará, no en las baterías en sí, sino en la carga

Por esta razón, cada vez se asume más que la revolución de la autonomía comenzará no en las baterías en sí, sino en la carga. Son varios los fabricantes que están haciendo avances en la duración de las baterías, pero es precisamente en la duración de la carga donde se han visto innovaciones más significativas.

Algunos de los avances que están por venir

El avance más realista y que los usuarios podrán disfrutar antes que nada viene de la mano de Qualcomm, y no es otro que Quick Charge 3.0. La tercera generación de carga rápida de esta empresa promete cargar los smartphones hasta cuatro veces más rápido que los métodos convencionales, y hasta un 38% más eficaz que la la versión 2.0. Esto, sumado a su compatibilidad con los puertos USB tipo C podría aumentar considerablemente la velocidad de carga de futuros terminales.

Puede que estos datos no sean tan esperanzadores como para dejar el debate de la batería atrás, pero Qualcomm no es la única empresa trabajando en la optimización de cargas. Una de las mayores sorpresas en este ámbito llegó de la mano de Huawei hace unos meses. El fabricante chino presentó en el Battery Symposium de Japón una batería capaz de cargarse hasta diez veces más rápido que las convencionales. Con una capacidad de 3.000 mAh era capaz de alcanzar la mitad de carga en tan solo cinco minutos.

Huawei no es la primera compañía que ha mostrado grandes avances en este tipo de innovaciones. La startup israelí Storedot mostró en el CES 2015 un cargador capaz de hacer que un smartphone alcanzase la carga máxima en menos de un minuto. La compañía ha seguido, desde entonces, protagonizando titulares, por lo que es posible que pronto comience a comercializar su tecnología.

Ni este cargador ni la batería de Huawei tienen fechas de salida confirmadas, y este tipo de prototipos suelen tomarse su tiempo hasta que llegan al mercado pero, aun así, es prometedor ver cómo algunos avances parecen estar cerca de terminar con la ansiedad que produce ver el icono de la batería en rojo.