La brecha digital: Desigualdad 2.0

Frente al optimismo que vivimos a finales de los noventa y principios de los 2000 en donde se creía que las nuevas tecnologías nos llevarían a una sociedad más democrática y justa de progreso universal,  nos encontramos con una nueva realidad que lejos de limar las desigualdades las hace todavía más patentes: la brecha digital.

Tenemos que partir de la base de que la economía del futuro será digital, por tanto conocer las nuevas tecnologías es una puerta abierta al conocimiento que está por venir. Pero no todos los miembros de la sociedad tienen acceso igualitario a estas herramientas lo que los convierte en potenciales analfabetos digitales y excluidos sociales.

¿Desde qué perspectivas se analiza la brecha digital?

No se trata únicamente  de la eterna dicotomía pobres y ricos aunque evidentemente la cuestión material es el trasfondo en el que se engloba. Existen diferentes perspectivas desde las que considerar la brecha digital que en muchos casos se solapan.

Brecha Digital por cuestión de género 

Por desgracia, algo tan fortuito como nacer hombre o mujer determina el acceso a las nuevas tecnologías.

Como podemos ver en el gráfico la cifra de hombres que acceden a internet es, en todos los países europeos mayor, aunque en los últimos años la diferencia se ha suavizado. No obstante, los hombres siguen teniendo más probabilidades que las mujeres de usar Internet. Las diferencias  son más o menos acusadas en función de los países.

Brecha Digital por cuestión de edad

Mientras que en España, las personas con una edad comprendida entre 16 a 24 años son los que más utilizan Internet (un 99,2% para los hombres y un 97,5% para las mujeres), este número desciende al avanzar la edad, entre los 65 a los 74 años un 31,5% para los hombres y un 21,5% para las mujeres hacen uso de internet.

Esta brecha  puede paliarse con iniciativas como la de Fundación Balia que lucha contra la brecha digital organizando cursos gratuitos.

Brecha Digital por cuestiones formativas

Es el llamado analfabetismo digital. Es la incapacidad de poder usar, comprender e interactuar con las nuevas tecnologías. Alguien que no sepa usar un ordenador, no podrá acceder a servicios u ofertas, y en un futuro se verá excluido.

Estas competencias digitales deberían venir de la mano de la educación primaria, sin embargo, España se encuentra a la cola en este sentido. La falta de internet y de material tecnológico en las escuelas limitan la formación tecnológica desde la niñez y crea brechas de formación en el futuro de la población.

Brecha digital por cuestiones de discapacidad física o psicológica

Lo lógico es pensar que las nuevas tecnologías podrían simplificar la vida de muchas personas con algún tipo de discapacidad, sin embargo la realidad es bien distinta. Las personas con discapacidad tiene más barreras para acceder a las tecnologías que las personas sin discapacidad aparente.

Pocos son los fabricantes y desarrolladores que se ocupan de la creación de dispositivos adaptados y pocas son las medidas que se toman a nivel institucional para facilitar el acceso de este grupo social a las nuevas tecnologías.

Brecha digital por cuestión de renta

Esta es la brecha más visible y por supuesto se puede solapar con cualquiera de las anteriores. El 25% de los hogares españoles no tiene ordenador en casa. El número de usuarios frecuentes de internet con rentas mayores de 2500 euros duplica al de rentas menores de 900 euros. Una lógica diferencia si pensamos en el precio de los dispositivos y las tarifas de internet. Estas son, en muchos casos barreras insalvables para muchas familias que se ven obligadas a  establecer prioridades en donde no hay cabida para la tecnología.

Brecha digital por cuestiones territoriales

La falta de acceso a internet también viene marcada por el territorio. La ausencia de estructuras que permitan el acceso a la banda ancha es otra barrera muy difícil de vencer puesto que no depende de la voluntad del individuo de acercarse a las nuevas tecnologías. Son las instituciones en colaboración con las compañías de telecomunicaciones las que establecen dónde, cómo y cuándo crear las infraestructuras necesarias.

Dentro de un mismo país se pueden apreciar grandes diferencias territoriales como es el caso de España. Comunidades más rurales o con menos población tiene mucha menos infraestructura y por tanto más dificultades para acceder en igualdad de condiciones a internet.

En conclusión, las nuevas tecnologías no han resultado ser el paliativo para las desigualdades sociales que con tanta fe esperábamos. La brecha digital es una nueva desigualdad que se suma a las viejas diferencias.

Este artículo no pretende demonizar a la tecnología sino poner de relieve las barreras a las que todavía nos enfrentamos para hacer de las nuevas tecnologías un bien común y accesible para todos. Como sociedad debemos tomar conciencia pero además, los gobiernos se deben involucrar y poner sobre la mesa soluciones a la brecha digital a través de la implementación de medidas que promuevan el uso de las tecnologías en todas las capas de la sociedad y tratando de legislar en favor de una abaratamiento del acceso a internet.

¿Conocías este concepto? ¿Has vivido de primera mano algún tipo de dificultad para acceder a algún tipo de tecnología?